Finalmente como parte del intercambio étnico y para nutrir la experiencia de hermanamiento entre negros e indígenas, se visitó la Hacienda de Los Esclavos (La Bolsa), un lugar extraordinario que cuenta la historia de los primeros negros sometidos a la esclavitud, fue fundada en el siglo XVl por la comunidad religiosa de los Jesuitas cuando llegaron en campaña evangelizadora, actividad que intercalaron con la explotación de tan productivas tierras que dedicaron, al igual que Japio, en inmediaciones de Santander de Quilichao y Periconegro en Puerto Tejada, para la ganadería y otras actividades.
Posteriormente la finca fue vendida a don Francisco Arboleda y su hijo Julio Arboleda quienes continuaron explotando esta riqueza natural para lo cual empleaban esclavos que eran comprados en los mercados de Cartagena y traídos en contra de su voluntad tras el desarraigo de su querida África.
Después de muchos años de maltrato y violación de los derechos humanos, en 1851 José Hilario López Presidente de Colombia decretó la terminación de la esclavitud lo que posibilitó a quienes estaban sometidos a esta práctica iniciar una nueva vida desplazándose por diferentes sitios de la geografía caucana.
Quedó entonces toda una historia incrustada entre las paredes de esta joya arquitectónica en las cuales hasta hace poco tiempo se podía observar vestigios de sangre como producto de los crueles castigos a que eran sometidos.
Para los afrodescendientes de la zona, la finca tiene un valor incalculable al punto que el Concejo Municipal la incluyó en el Esquema de Ordenamiento Territorial como patrimonio histórico y cultural del municipio y fue una experiencia compartida con el resguardo y su comitiva que ha quedado extasiada por tan grato lugar de recordación.